Poética
Me despiertan mis arañas matutinas
mis mascotas trepadoras.
Tejen palabras
devanan un poema.
Mi lengua es su nido.
Mis renglones su duelo.
Mitad del mundo escupe, mitad aplaude.
Él decía: tu cadera tiene cadencia, y con la cabeza en el vientre sellaba su nombre. Él decía: sólo un té de tus pechos para curar el resfrío de todos estos años.
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