Comiendo las migas del día
apoyada en el mantel a cuadros
converso con mi sombra, mis cristales,
las letras del anagrama.
Desde la ventana cuelga la vida
del gato negro
su mueca.
Nadie ve, pero él sabe
que la casa no está vacía
saturada de espectros
carcomida de invierno.
Mi cadáver y yo
tomamos té con la muerte
jugamos truco por un alma
que nos besa la boca
mientras se roba el as de espada.
lunes, 1 de febrero de 2010
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